Una nube de confusiones cubrió el proyecto oficial sobre la suba del mÃnimo no imponible del Impuesto a las Ganancias, rechazado dÃas atrás por la Comisión Bicameral de Trámite Legislativo.
Entre los sindicalistas, sucedió algo curioso: aquel 18 de febrero cubrieron en tropa la primera fila del Salón Blanco de la Casa Rosada y aplaudieron a Mauricio Macri de pie por el gesto de elevar el piso a $25.000 netos para los asalariados con dos hijos y a $18.880 para los solteros.
Sin embargo, al revisar la letra chica del decreto presidencial, los gremialistas cayeron en que la iniciativa no les cerraba. Primero cuestionaron que no se hubieran modificado las escalas y que la intención del oficialismo fuera patear este debate recién para 2017.
También advirtieron que la derogación del decreto 1242 de 2013 (que excluÃa del régimen de Ganancias a los salarios netos inferiores a los $15.000) incorporaba a miles de nuevos contribuyentes.
Esto sirvió de empujón final para que las tres vertientes de la CGT aceleraran su proceso de reunificación y definieran su primera medida conjunta: reunir un millón de firmas en contra del proyecto oficial y movilizarse en abril al Congreso para presionar por un cambio radical del tributo.
La iniciativa del Gobierno excluyó de Ganancias a 180.000 trabajadores, según precisó Alberto Abad, titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP). Sin embargo, la anulación del decreto de 2013 habrÃa sumado a la lista de contribuyentes a 200.000 trabajadores y a más de 100.000 jubilados, según registros de la propia AFIP. A este argumento, entre otros tantos, está apelando el sindicalismo para torcer el rumbo del proyecto macrista.
Guillermo Imbrogno, el jefe del gremio que reúne a los empleados de la AFIP, expuso hace dos semanas ante las tres CGT un proyecto para reformar a largo plazo el Impuesto a las Ganancias.
DÃas atrás peregrinó por despachos legislativos: estuvo con Sergio Massa (Frente Renovador), con el bloque de la UCR y con el peronista José Luis Gioja. A todos les pidió tomar el Ãndice de Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (Ripte) como parámetro para evaluar las modificaciones, sobre todo en las escalas.
El Ripte es un Ãndice oficial que elabora el Ministerio de Trabajo sobre la base del total de trabajadores afiliados al Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones.
La CGT en su nueva versión de central unificada presionará para apurar el debate por Ganancias una vez que el Congreso resuelva el curso del proyecto del Gobierno para pagar la deuda a los fondos buitre. Terminada la batalla por los holdouts, será el turno del impuesto que pesa sobre los salarios.
El impacto de Ganancias es cada vez mayor en algunos gremios. Ocho de cada diez bancarios están alcanzados por el tributo. Alcanza a todos los petroleros, aeronáuticos y, después de junio, cuando cierren la mayorÃa de las paritarias, podrÃa abarcar a casi todos los camioneros y afiliados de Luz y Fuerza.Â
"Nuestro básico es de $10.000 más Ãtems. En el Sur es de $14.000. Con la paritaria, nos va a tocar a casi todas las ramas del gremio: desde transporte de caudales hasta recolectores de residuos y reparto de aguas y gaseosas", dijo a La Nación Pedro Mariani, secretario gremial del Sindicato de Camioneros, que encabeza Hugo Moyano.
Una ecuación similar hizo Sergio Palazzo, jefe de la Asociación Bancaria. Además, criticó la iniciativa oficial: "Lo que pretendÃa ser un alivio finalmente incorpora a una cantidad de trabajadores que empiezan a pagar y que antes no pagaban".
En su intento de distender el vÃnculo con los gremios, el Gobierno apuesta a dos medidas en el corto plazo: un cambio en Ganancias que calme los ánimos de los gremios con afiliados con altos ingresos y ampliar los montos de las asignaciones familiares, un ingreso adicional que es importante en sindicatos con sueldos más bajos.
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