En un discurso al que no le faltó nada, la presidenta Cristina Kirchner volvió a desligar la responsabilidad de su gobierno en el aumento de la presión impositiva.Â
Al momento de hablar de la recaudación tributaria obtenida en julio pasado, la mandataria criticó a los que "se confunden" cuando piensan que este indicador crece "cuando les golpean la puerta para ver si pagaron los impuestos que les corresponden".Además, advirtió que la única manera de que se suba la presión fiscal es creando nuevos tributos o incrementando los que ya existen, al tiempo que recordó que "los únicos impuestos que se aumentaron fueron el de los autos de alta gama" y el que grava "la distribución de utilidades". Si bien la afirmación técnicamente es válida, los especialistas advierten que es sólo una parte de la realidad. Ocurre que la falta de actualización de los parámetros que determinan quienes tienen que pagar en base a la inflación termina convirtiéndose en la práctica en un generador de "contribuyentes".Más si se tiene en cuenta que -según los encuestadores privados- en el 2014 este indicador fue del 40% y que para este año se espera que cierre alrededor del 30 por ciento.Precisamente, en un reciente estudio, el IERAL afirmó que "en un ambiente inflacionario en que no existe actualización periódica automática de los parámetros nominales que definen los montos a pagar por determinados impuestos, existirán fuertes oscilaciones en el peso real que adquieren los tributos sobre los presupuestos familiares".Ganancias para todos y todas
El ejemplo que mejor puede reflejar el aumento de la presión impositiva generada por el Gobierno se puede encontrar en la falta de actualización del Impuesto a las Ganancias.
En efecto, no ajustar los valores de las deducciones que pueden computar los empleados en relación de dependencia hizo que año a año se fuera incrementado el número de dependientes a los que les retenÃan el gravamen. Asimismo, aumentó el monto que debÃan pagar los que ya lo hacÃan. Es verdad que todo cambió a partir de agosto de 2013, cuando a través del decreto 1242 se estableció una exención a todos aquellos que cobraron menos de $15.000 brutos al 31 de agosto de ese año. Esta medida hizo que cerca de un millón y medio de dependientes y jubilados no tuvieran que preocuparse más del gravamen, al tiempo que condenó a otro grupo a sufrir mermas en sus sueldos cada vez más grandes por Ganancias. Un informe realizado por IARAF destacó que los empleados en relación de dependencia que quedaron "enganchados" por el impuesto destinan entre un 8,4% y un 24,6% de sus ingresos a las arcas fiscales.Incluso, el trabajo realizado por Nadin Argañaraz y Andrés Mir demostró que el alivio implementado por Axel Kicillof en mayo pasado, lejos de atenuar el impacto del gravamen, lo profundizó. Por caso, un asalariado que cobraba $16.500 brutos en 2013 terminará dejando en la AFIP un 8,4% de su sueldo, cuando en los primeros cuatro meses del año habÃa destinado en promedio un 7,8% -antes de los aumentos obtenidos en paritarias y del "alivio" introducido por el Ministro de EconomÃa-. Pero no fueron los más afectados. En efecto, el 7,7% de aumento que representó para este dependiente el pago de Ganancias (al pasar del 7,8% al 8,4% de su salario) es de casi un 20% para el caso de otro que obtuvo ingresos de $23.500 brutos hasta agosto de 2013.El efecto nocivo del tributo no es exclusivo de los asalariados. Por el contrario, los que más se vieron afectados por el gravamen fueron los autónomos. Es que ellos fueron ignorados por el Ejecutivo en las últimas reformas.Ocurre que ellos deben considerar las mismas deducciones y cargas de familia que los empleados en relación de dependencia (que están establecidas en el artÃculo 23 de la Ley). No obstante, desde que Cristina tuvo el poder de cambiar estos valores a través de un simple decreto sólo una vez incluyó a todos los contribuyentes a los que hace referencia el artÃculo 23.De esta manera, la última vez que vieron subir el denominado mÃnimo no imponible fue en marzo de 2013, cuando quedó fijado en $7.517 para solteros y $10.397 para casados con dos hijos. De allà en más, pese a que su facturación fue en aumento (por un simple proceso inflacionario), los descuentos que debÃan computar en sus declaraciones juradas quedaron estáticos. Curiosamente, hay otro factor que aumenta la presión de estos trabajadores: el incremento de los haberes jubilatorios hace que suba el valor de la cuota que debe afrontar mes a mes en concepto previsional.El selecto "Club del Monotributo"
En su discurso, Cristina hizo referencia al Monotributo. Obviamente, recordó que en agosto de 2013 ajustó los montos de facturación que delimitan cada una de las categorÃas. Lo que obvió fue el atraso que arrastra desde entonces.La lógica dice que si la inflación aumenta, los valores que determinan la categorÃa en la que deben incluirse cada monotributista deberÃan adecuarse en la misma cuantÃa. De lo contrario, se generarÃan graves distorsiones.Por ejemplo, una persona que aumenta su facturación (sin que este hecho implique un verdadero crecimiento económico) terminará saltando de categorÃa y, por ende, deberá pagar una cuota más alta.Pero eso serÃa lo más leve. Lo peor serÃa tener que abandonar el régimen simplificado y convertirse en autónomo ya que la presión impositiva que debe soportar, tal como se explicó anteriormente, es mucho mayor. A eso se le suma la necesidad de contratar a un profesional para que se encargue de liquidar y presentar las declaraciones juradas del Impuesto al Valor Agregado (IVA) y de Ganancias (con el consecuente aumento de sus costos). La presión en un caso como este serÃa realmente atroz. Los "nuevos ricos" argentinos
Por último, otro de los impuestos que puede explicar cómo el Gobierno nacional incrementó la presión impositiva es Bienes Personales. Una vez más, el problema que se genera parte de la falta de actualización del valor a partir del cual las personas quedan obligadas a pagar este gravamen. En efecto, los últimos cambios fueron realizados en el 2007. En aquel momento, se introdujeron dos modificaciones: el piso se elevó de $102.300 a $305.000 y se fijó que -superada esa cifra- la totalidad del patrimonio queda alcanzada.
Esta última reforma hizo que se aumentara inmediatamente la presión impositiva sobre aquellos que quedaban en la órbita del gravamen, ya que si se supera el mÃnimo por -por ejemplo- $10, la tasa recaerá sobre los $305.010 y no sólo por esos 10 pesos. La falta de actualización de este parámetro hace que una persona que adquiere una pequeña propiedad en un barrio no muy caro termine pagando el impuesto. Un reciente informe del IERAL destacó que mientras que mientras que una persona con un departamento con dos dormitorios y un auto mediano no pagaba Bienes Personales en 1997, deberÃa abonar un poco más de $3.500 si el patrimonio fuera adquirido en el 2014.Además, informó que "la brecha más grande en términos de no actualización del MNI y las escalas correspondientes, se darÃa en el caso de una persona que tiene en su propiedad, por ejemplo, un departamento de dos dormitorios, adquirido hace varios años, por lo que su valor de mercado aun no estaba gravado por Bienes Personales, que decide venderlo y adquirir un departamento nuevo de similares caracterÃsticas"."Teniendo en cuenta los ejemplos anteriores, pasarÃa de pagar $1.600 a unos $3.500 anuales en concepto de este impuesto, casi triplicándose la presión tributaria por el mismo patrimonio", resaltó.De esta manera, queda claro que la presión impositiva no sólo se genera por la creación de impuestos. Basta con no ajustar los parámetros que delimitan quiénes son los que deben pagarlos en base a los indicadores de inflación.
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